Bacterias que le hacen bien a tu colon



En nuestra sociedad pretendemos hacer una guerra sin cuartel a las bacterias, evidencia de esto es que empleamos diferentes tipos de antibacteriales, por ejemplo, para limpiar nuestras manos, nuestros dientes, la ropa que utilizamos e incluso la pintura de nuestras casas. Con todo esto, sería contradictorio pensar que estamos constantemente en contacto con bacterias, que convivimos con ellas, que habitan dentro de nosotros y que incluso nos beneficiamos de ellas. Se estima que cargamos todos los días con aproximadamente 500 gramos de colonias bacterianas que habitan en nuestro intestino grueso, que equivalen a aproximadamente a unos 100 billones de estos seres vivos.


Aunque muchas bacterias son causantes de enfermedades que pueden llegar a ser mortales, las que habitan dentro de nuestro cuerpo cumplen funciones muy importantes para nuestro organismo. La principal función de las bacterias que habitan el colon es la de fermentar los sustratos no digeribles que introducimos a nuestro cuerpo con la dieta, ya que las enzimas del aparato digestivo no tienen la capacidad de catabolizar todas las moléculas de las que nos alimentamos, con ello incrementamos la eficiencia de obtención de energía y reciclaje de sustancias importantes para nuestro metabolismo interno y nos beneficiamos de sustancias que no podemos obtener a través de la acción enzimática regular del tracto digestivo. Otra función importante es el efecto barrera provocado por la colonización del intestino grueso por bacterias benéficas que al establecerse y aprovechar los recursos disponibles, evitan la invasión de otro tipo de parásitos que podrían llegar a enfermarnos. Finalmente, una función sumamente importante tiene que ver con la inmunomodulación, que se entiende como el estímulo que ejerce el colon que posee bacterias benéficas sobre el sistema inmunológico, incentivando la producción de inmunoglobulinas (anticuerpos) en el tubo digestivo y en la sangre periférica que nos ayudan a contrarrestar la invasión de agentes patógenos (Guarner, 2002).

Probióticos y prebióticos

Siendo el aparato digestivo la puerta de ingreso de diferentes tipos de bacterias, es la dieta una de los factores más importantes en la adquisición y modulación de los tipos y cantidades de estos microorganismos. En los últimos años se ha definido dos tipos de componentes alimenticios que producen una influencia benéfica en las colonias bacterianas del colon y por ende en nuestra salud, estos son los probióticos y prebióticos.
Lactobacillus cacei
Lactobacillus cacei por AJ Cann - Flickr
Los probióticos son microorganismos que al consumirse en cantidades adecuadas, benefician la salud. Desde hace siglos, se han utilizado diferentes bacterias para la conservación y modificación de los alimentos lácteos, tales como los lactobacilos y bifidobacterias y actualmente se conoce que su consumo regular provoca cambios positivos en el control de enfermedades infecciosas y crónicas intestinales, incrementan la biodisponibilidad de nutrientes, control y prevención de la obesidad, osteoporosis y cáncer (González et al., 2003).

Debido al ambiente extremadamente ácido del estómago y a la acción de las diversas enzimas digestivas, garantizar un efecto de los probióticos ingeridos en la dieta, conlleva superar algunos problemas tecnológicos, y una de las alternativas de solución encontradas son los prebióticos. Los prebióticos son sustancias no digeribles por el ser humano, que garantizan el establecimiento y crecimiento de estas poblaciones bacterianas, cuando a un alimento se le adicionan probióticos y prebióticos, se lo denomina simbiótico. Un ejemplo de un alimento simbiótico natural es la leche materna, esta tiene células vivas que estimulan la proliferación de bacterias benéficas en el intestino del lactante y oligosacáridos y glicoconjugados que facilitan el establecimiento y supervivencia de los probióticos. Industrialmente también se comercializan en la actualidad algunos alimentos lácticos fermentados, los cuales poseen probióticos (lactobacilos y bifidobacterias) y prebióticos (fructoligosacáridos e inulina) (Ferrer y Dalmau, 2001).

El consumo de prebióticos tiene un efecto adicional sobre el funcionamiento del aparato digestivo, es decir, no solamente favorecen a la colonias de bacterias benéficas del colon, sino que además algunas de estas sustancias son consideradas como fibra alimentaria. El tubo digestivo superior (esófago, estómago e intestino delgado) no tiene la capacidad de hidrolizar este tipo de sustancias, por lo tanto al intestino grueso, la fibra alimentaria llega sin sufrir cambios químicos importantes. El consumo regular de fibra ha demostrado tener un efecto benéfico sobre la motilidad intestinal, debido básicamente a que por la capacidad de retención de agua y nutrientes hidrosolubles, el volumen de materia fecal que ocupa la luz intestinal aumenta, estimulando el efecto reflejo de propulsión y evacuación del colon (Sastre, 2003). Esto significa que la fibra es altamente recomendada para quienes presentan desórdenes de tránsito intestinal como la diarrea y el estreñimiento, aunque todos debemos consumirla en beneficio de la función colónica. Cabe resaltar que la fibra es de origen vegetal, por lo tanto, es altamente recomendable incrementar el consumo de vegetales para favorecer la salud del colón.

Fibra dietaria en la manzana
Apple and Pearl Australia Ltd por Jonathan  - Flickr

Dieta que beneficia al colon

Alimentos como la remolacha, manzana y cebolla, aportan diferentes concentraciones de fibra conocida como sustancias pécticas. Algunos cereales como el trigo y vegetales como el ajo, puerro y yacón, son ricos en fructooligosacáridos e inulina (Sastre, 2003). Industrialmente se obtiene inulina de las raices de achicoria y se ha encontrado en plantas como el Agave tequilana, de donde se obtiene el tequila y de la Furcraea Macrophylla, de donde se produce en Colombia la fibra de fique (Guevara y Vallejo, 2015).

Tanto las sustancias pécticas, fructooligosacáridos e inulina, son fermentados por las bacterias del colon produciendo ácidos grasos de cadena corta (ácido acético, propiónico, butírico, etc.). La acidificación del colon es uno de los argumentos que explican el efecto barrera del que hablamos anteriormente, ya que al cambiar el pH intestinal, se favorece el éxito de proliferación de las bacterias benéficas sobre las patógenas. La disminución del pH intestinal también provoca el incremento en el calibre del epitelio del colon y favorece el transporte de nutrientes, particularmente algunos electrolitos como el ion calcio (Ca2+).


Vivimos una relación simbiótica con las bacterias de nuestro colon y así como ellas nos protegen y benefician, debemos propender por su bienestar y supervivencia para seguir aprovechando de sus propiedades. Una alimentación balanceada que contenga cantidades razonables de frutas y verduras nos ayudan a mantener una flora intestinal fuerte, adicionalmente debemos pensar en suplementar nuestra dieta diaria con prebióticos y probióticos.

Cuéntame sobre tu experiencia con el uso de prebióticos y probióticos. ¿Los encuentras beneficiosos?¿Qué problemas puede solucionar una dieta de este tipo? Agradezco tus comentario y me encantaría recibir tus sugerencias.

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Más información y recursos adicionales los encuentras en mis páginas del aparato digestivo y el sistema circulatorio.



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